Inicio Uncategorized Transformar con compromiso

Transformar con compromiso

1655
0

El mundo está convulso, no hay día que no nos despertemos con movimientos y cambios drásticos. Iberoamérica es como un volcán en evolución, elecciones que se consideran fraude para unos y golpe de estado para otros, países con dos gobiernos a la vez, vuelcos electorales de tendencias extremas y así un rosario de acontecimientos e incertidumbres. Si hablamos de los caminos que toma el comercio no hay brújula que los dirija, y no nos metamos en temas de espionajes y pagos oscuros, ahí ya encontraremos hasta un posible “impeachment” del todopoderoso presidente de los Estados Unidos. Es difícil encontrar momentos tan enrarecidos en el mundo actual.

Europa no pensemos que se queda atrás, en diferentes fórmulas, pero también con alteraciones importantes a la normalidad: partidos extremos apoyándose en el modelo democrático electoral van abriéndose camino, e intentando implantar sus modelos a una ciudadanía reivindicativa de cómo se ha transformado el equilibrio social. La desigualdad ha ampliado su espacio hasta situaciones tan absurdas como en España: personas con empleo y que sus ingresos no les dan para comer de paga a paga.

Y lo más curioso es que se considera que es Europa quien debe ser la demanda de la producción mundial, sin embargo, cada día se produce menos por lo que somos personas con menor capacidad de consumo y sin horizonte cierto, y con esta premisa: ¿cómo vamos a ser la respuesta del resto?.

Son necesarias al menos dos cosas: la primera, y yo la considero fundamental, que volvamos a tener líderes reales en el mundo que sean capaces de identificarnos el viaje y el camino, que nos transmitan capacidad de asumir responsabilidades frente a los derechos que pedimos y que nos enseñen a fortalecernos como personas con nuestras libertades; la segunda, que no se vuelva a decir que no son importantes los liderazgos, porque siempre habrá gente al frente, pero si no saben ni tienen la capacidad de dirigir estamos perdidos, o dicho de otra manera, que diría Rajoy, iremos en dirección equivocada. Así pues, que los líderes entiendan el futuro y no necesariamente el suyo.

Debemos de reflexionar y establecer un plan que podamos identificar todos y, de este, colgar las metas a alcanzar. En 1948, Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, 30 artículos sencillos y básicos para una mejor convivencia. Pues bien, 71 años después todavía están en tela de juicio la mayoría de ellos; sin embargo, la ONU, en su insistencia, ha aprobado el programa 2030 con 17 objetivos también básicos y asumibles, donde se defiende el desarrollo sostenible y con los criterios a conseguir: igualdad entre las personas, protección del planeta y garantizar la prosperidad.

Seamos conscientes del momento que vivimos y tomemos las decisiones necesarias para dar un vuelco a la situación actual. Todo ello es un tema de voluntad: debemos transformar, todo se agota y cuando esto suceda usemos la capacidad que, como personas, tenemos para crear nuevos modelos. La economía ya no puede ser lineal, porque estamos ante momentos de agotamiento de los recursos, por tanto hagámosla circular, reutilicemos, reconfiguremos y transformemos nuestros propios residuos y con ellos consigamos nuevos recursos. No dejemos la tierra yerma y además hagamos que la economía sea inclusiva, que permita crecer a todo el mundo participando en su capacidad de producción con igualdad de oportunidades, porque debemos ser conscientes de que esto no limita a nadie.

Las inversiones que se producen tienen que valer para dar solidez a la capacidad de crear riqueza en un formato distributivo y esto no quiere decir en ninguna forma que se deba renunciar a ser rico, cada uno que sea lo que considere o pueda, pero nunca a costa de otros, sino por su esfuerzo.

La Unión Europea a través de su política monetaria ha trabajado llevando a límites extremos los tipos de interés, en estos momentos se puede cobrar por pedir prestado, esto no me lo tomen al pie de la letra, pues va más referido a operaciones interbancarias, pero debería al mismo tiempo generar un movimiento de fortalecimiento de la economía productiva, cosa que todavía en España no sucede, estamos anclados en el proverbio de: si tienes me puedes pedir que te daré, si no tienes ni te acerques a mí, aunque me jure usted que ha inventado una nueva penicilina. También ha comprado deuda hasta extremos escalofriantes, 2,6 billones de euros que nocie.